El creador de este célebre anime es Masami Yuki, un experto de Amiparo (parodias de anime) el cual, gracias a su experiencia acumulada durante sus años de trabajo, logró reunir un grupo de artistas de alto nivel para su proyecto. Entre ellos citemos a Mamoru Oshii, el onírico escenógrafo afamado por Uruseyatsura, el escritor Kazunori Ito, el creador de personajes Akemi Takada, y el diseñador de máquinas Yutaka Izubuchi.
En 1998 reforzado por un potente mecanismo promocional, lanza la serie de anime Kindo Keisatshu Patlabor, la cual es inmediatamente un gran éxito. De la primera OVA se vendieron 50.000 ejemplares mientras que el primer número de la serie de anime, editado por Shonen Sunday, llegó a 300.000 ejemplares. El merchandising invade masivamente los comercios y la línea de pequeñas maquetas producidas inicialmente por la pequeña Kaiyodo, es sustituída por un gigante del sector, Bandai. No obstante Patlabor no debe su éxito al enorme bagaje publicitario que precedió su lanzamiento. Seguramente el impacto con el gran público fue más lento y la explosión del fenómeno Labor habría sido atenuada, pero el echo es que este anime es un gran y buen producto bien orquestado y magníficamente dirigido por una historia tratada de una manera irreprochable, vayamos entonces a la trama; en mayo de 1990 el proyecto Babilonia toma vida. Consiste en la construcción de un inmenso dique para proteger la bahía de Tokio de la constante subida del nivel de agua causada por el derretir de los glaciares. Al didícil trabajo que inevitablemente conlleva este proyecto hay que añadir la creación de complejos armazones mecánicos adaptados al transporte de materiales pesados que funcionan también sobre el agua. Estos robots son los llamados Labor. Transcurridos siete años se debe inivitablemente reconocer un nuevo problema: los labors, útiles desde un punto de vista de trabajo, se vuelven demasiado familiares para las carreteras de Tokio. Estos autómatas controlados por obreros borrachos o terroristas sin escrúpulos son cada vez más preocupantes para la seguridad nacional. Con el fin de remediar este problema se crea un taller especial de policía mecanizada reforzado con un nuevo tipo de labor llamado Patrol labor o Patlabor, nace entonces el mobil policía Patlabor.
Los acontecimientos de este anime ven a diversos protagonistas acampar en un fondo parcialmente futurista, dado que los labor representan una nota desconocida en el panorama que la serie nos presenta. Noa Izubi es la joven recluta piloto de un nuevo modelo 98 AV ingram, que ella ha bautizado cariñosamente Alphons, como su perro. Noa es muy intuitiva, y es una maniática en el cuidado de su robot desesperándose por cada arañazo o imperfección y repasándolo de piés a cabeza después de cada misión. Asuma Sinohara es el comandante en el campamento de Noa y el hijo del presidente de las industrias Sinohara Heavy, una fábrica de labor.Kuchi Goto el capitán del segundo pelotón de M.P.P. Es uno de los personajes de los más complejos y logrados de la serie.
Aparentemente parece distante y distraído incapaz de hacer reinar la disciplina y siempre cansado. En realidad el razonamiento metódico, el cuidado por los detalles y la gran fuerza de ánimo que le inspiran en los momentos de necesidad hacen de él un líder óptimo. Sinobu Nagumo es el alter ego de Goto, comandante del primer pelotón. La mujer es celosa y ambiciosa aparentemente negativa al conflicto de Goto. No obstante una profunda estima les une y siempre están listos para colaborar entre ellos y conseguir el éxito de una causa. Estos dos últimos personajes son en realidad las dos caras de la misma moneda: por un lado la introspección y por otro la extroversión, la ambición contra la separación de los poderes más materiales. Estas dos caracterizaciones son intencionalmente complementarias y llegan a dar a la historia un aspecto más profundo.
Estos personajes están rodeados por Isao Otea, piloto del segundo Ingram, Mikiyasu Shinshi, comandante sobre el campo de Ota, Yamasaki, el típico grandullón demasiado gordo para caber en la cabina de pilotaje de patlabor, Carancy Kanuka Americana rival de Noa, Shiba experto mecánico y por último Sakaki, un genio de la ingeniería.
La lista de personajes es particularmente amplia, como hemos visto, recordándonos en cierta manera (¡perdón a los puristas por la comparación!) el esquema de las célebres series de televisión americana de distritos de polícias (Hill Street, Noche y día, por ejemplo, o tadavía N.Y.P.D, las dos creadas por Steve Bocho). La interactividad continúa en las diversas caracterizaciones obligando a trabajar de un extremo a otro al interior de un exíguo micromundo, que da por fuerza a las cosas, un aspecto profundamente humano en todas las historias. Uno se encuentra fácilmente frente a situaciones alternativas de lo grotesco a lo irónico, pasando de lo dramático a lo introspectivo y así de rápido, sin tener que seguir una línea coherente se adaptan siempre al humor de los personajes y a las situaciones que deben afrontar. La serie de Patlabor va más allá que todas las historias que la han precedido, quedando patente que la primera vez no hay guerras de combate, no hay invasión alienígena de ningún tipo, ni facción adversa en lucha por el dominio de ésta u otra economía. La historia gira entorno a una patrulla de policía japonesa. El elemento labor que trae a la memoria una connatación robótica, es sólo un pretexto, una razón para desviar a un cierto tipo de narración más futurista y más cara, dirigida a un tipo específico de público. En efecto, el robot es utilizado exactamente como si fuera un coche patrulla y sus pilotos son y quedan como simples representantes de la ley. Es verdad que por otra parte el minimalismo de la serie americana anteriormente citada es tratado de una manera totalmnete diferente. Por un lado nos encontramos con la microcriminalidad pobre y sujeta a la violencia, inconsciente e inocente, los enemigos son tratados en la mayoría de los casos a mayor escala. Los terroristas son siempre personas inteligentes, ricas y potentes que llevan a cabo sus propósitos de forma maquiavélica para llegar a un fin muy preciso. Ésto nos lleva a profundizar en su psicología y en la de la gente de su entorno.
Recordemos el bellísimo Patlabor 2, la película magistralmente dirigida por el siempre genial Oshii. El enemigo que es el excomandante de la escuadrilla de la patrulla de Patlabor, ex-amante de Nagumu, está próximo a iniciar una revolución que implica a todas las otras esferas de mando de la ciuddad de Neo- Tokyo. ¿A qué se debe?. La psicología del personaje es asombrosa, y mientras la comprendemos no podemos estar más que fascinados por la repercusión de Gota. En un clima y situación que parecen inevitablemente que deben ir a concluir hacia el destino trazado de Tsuge (es el mundo del terrorista) en una ciudad que se muestra absolutamente incapaz de regir a causa de buroracias exasperantes que legan sus poderes jerárquicos, en esta ciudad por consiguiente evolucionan personajes profundos cada uno con sus propios miedos, sus convicciones y sus propias esperanzas. No se puede saber, y la película no nos ayuda a aclarar la duda, que el plan de Tsuge sea filosóficamente erróneo (es decir, demostrar que todo puede cambiar en un momento, que las personas no pueden, y no deben detenerse para mirar como gira a su alrededor el pequeño universo que les rodea, esperando a que todo lo que es bueno lo sea por siempre). Si realmente la ciudad de Neo-Tokyo merece sobrevivir, e incluso el propio Tsuge, incapaz de suicidarse parece de alguna forma indeciso entre sí, alegrarse por su captura y el fallo de sus planes, o como parecería más lógico, lamentarlo (pero una aeronave, y no queremos desvelar más, sigue todavía allí…).
El tono ligero y el ritmo lento de la narración que va entre el thriller, el negro y la ciencia-ficción envuelve toda la historia haciendo aparecer un punto fundamental ya anunciado: los labors no son más que un pretexto. Aunque en la batalla final donde parecen tener un papel fundamental en el seguimiento de los acontecimientos, es el resto de los humanos los que deben obrar, razonar y ser. No olvidemos la existencia de los casi robots, la comparación inconsciente con los gigantes pistoleros futuristas entre manos de verdaderos protagonistas; los policías.
Ésta es la verdadera fuerza de Patlabor, la humanidad absoluta en la narración. El robot recuerda únicamente a un vehículo y pierde desde un punto de vista estético, desde que apareció en Kido Senshi Gundam. En su conjunto Patlabor es, entre todos los dibujos animados escogido para esta enciclopedia, el que se persigue en el género más robótico como nosotros hemos llegado a entenderlo, desde la llegada de Go Nogai, e igualmente para la continuación no pretende ser una nota negativa. El dibujo animado es una espléndida unión entre thriller, drama, ironía y ciencia-ficción que ofrece como panorama y fondo de escena de este gigantesco robot nunca más que ahora obligados a la fuerza al carisma de sus pequeños pilotos todavía profunda, delicada y soberbiamente humanos.